2. Termas romanas de San Juan de Maliaño (Camargo, Cantabria)

 

RAMOS SÁINZ, M.L., 2007: «Tejas romanas de San Juan de Maliaño (Cantabria). Proceso experimental de su manufactura», en Arqueología experimental en la península ibérica. Investigación, didáctica y patrimonio. Edts. Ramos, M.L.; Urquijo, J.E. y Baena, J., pp. 309-315 .

 

RESUMEN: Se aborda el estudio de casi dos millares de fragmentos de tégulas e ímbrices, procedentes de las termas romanas de San Juan de Maliaño y se investiga sobre su proceso de manufactura por medio de la arqueología experimental.

Palabras clave: Termas de San Juan de Maliaño. Edad romana. Tejas. Tégulas, Ímbrices, Antefijas. Cantabria.

ABSTRACT: Based on the study of almost two thousands sherds of tegulae and imbricated peces contained in the Roman Thermae from San Juan deMaliaño, this paper explores fileir process of manufacture through Experimental Archaeology.

Keywords: Thermae from San Juan de Maliaño. Roman Age. Tiles. Tegula imbricated pieces. Imbriculus. Antefixa. Cantabria.

INTRODUCCIÓN

En 1995 fueron descubiertas en San Juan de Maliaño unas termas romanas fechadas en la segunda mitad del s. I d.C. y luego ampliadas en la primera mitad del s. II d.C. Su uso termal parece que estuvo en uso hasta un momento tardío entre los ss. IV o V d.C., en el que se produce un cambio de funcionalidad del establecimiento, pasando a convertirse en una domus.

Al iniciarse los trabajos de excavación quedaron al descubierto más de un millar de fragmentos de tejas correspondientes a la cubierta de las termas. La suerte de haber encontrado in situ aquellos elementos de la cubierta, hizo que analizáramos todo el material en su conjunto y que completáramos su estudio con el análisis experimentalde su manufactura. Éste dio interesantes resultados como: la estimación del número de tejas necesario para cubrir el edificio termal, la cantidad de arcilla en crudo necesaria para su realización, el peso total que debía aguantar la cubierta, las jornadas de trabajo necesarias para la preparación del tejado o el tipo de trabajadores, por no citar datos indirectos como las posibles enfermedades laborales que pudieron padecer.

LAS TERMAS ROMANAS DE SAN JUAN DE MALIAÑO

El yacimiento arqueológico descubierto a San Juan de Maliaño, se ubica en el enclave conocido como «Mies de San Juan», en las inmediaciones del aeropuerto

de Santander (Parayas) y sobre un pequeño promontorio que hasta el siglo pasado estuvo a orillas del mar, ocupando un lugar de prestigio en la bahía. En el presente siglo,sobre todo en su última mitad, esta zona fue adquiriendo su configuración actual como efecto de los abundantes rellenos a los que ha estado sometida.

El conjunto Arqueológico se localiza en el interior del actual cementerio de Maliaño, en el que han sido descubiertas una serie de ocupaciones de diferente naturaleza y extensión, que abarcan desde mediados del s. I d.C.,con la presencia de un asentamiento romano –en el que destaca la presencia de unas termas de medianas proporciones y la existencia una domus–, hasta comienzos del s. XVII en el que estuvo en uso la iglesia románica de SanS ebastián –construida en el s. XII sobre los cimientos del antiguo edificio termal, de la que hoy en día, solo se conserva la planta y el arco triunfal–. Alrededor de la iglesia aparecieron los restos de una necrópolis medieval datada desde el s.VIII hasta la mitad del s. XV (Fig.1).

Ya existían referencias sobre la presencia de materiales de época romana en las inmediaciones de la ermita de San Sebastián, desde la década de los cincuenta, pero la primera evidencia de las estructuras antiguas que se conocen en la actualidad, se debe un grupo de arqueólogos del Centro de Investigaciones Arqueológicas de Camargo, quienes a finales de 1995 pusieron al descubierto la existencia de los citados restos, al realizar una excavación de urgencia con motivo de la apertura de los cimientos para la construcción de un nuevo panteón de nichos funerarios.

El edificio termal fue excavado a lo largo de sucesivas campañas en los años 1996, 1997 y 1998 , después de las cuales se consolidaron sus estructuras y el yacimiento fue protegido con una cubierta estable, al que se le dotó de una pasarela que permite la observación de los restos y se creó un pequeño centro de interpretación. En el año 2002 fue declarado Bien de Interés Cultural.

Las termas tienen unas dimensiones de 15 m. (S-N) por 14.5 m. (E-W), con una extensión total de unos 180m. cuadrados, aproximadamente. Consta de dos cuerpos principales que nos hablan de las dos fases constructivas localizadas, el primero ocupa el extremo sur del edificio y se compone de una planta rectangular rematada por dos ábsides en su lado mayor, fechado en la segunda mitad del s I d.C. (Fig. 1 a), y el segundo cuerpo orientado al norte, se compone de una estancia de planta rectangular rematada por un solo ábside en el lado oeste, esta última fase parece estar relacionada con la ampliación del conjunto termal, en la primera mitad del s.II d.C. (Fig. 1 b). El edificio termal parece que estuvo en uso hasta un momento tardío entre los ss. IV d.C. ó V d.C., momento este, en el que, según sus investigadores se produce un cambio en la funcionalidad del establecimiento, pasando a convertirse en una domus.

TÉGULAS E ÍMBRICES

El estudio realizado a las tejas de Maliaño se inscribe en un proyecto de Investigación del Plan Nacional I+D, bajo el título «Los materiales cerámicos de cubrición en la Cantabria romana: Propuesta de experimentación (Ref: HUM2006-111019). Han sido analizados un total de 1.639 ejemplares, de los cuales 733 son fragmentos de tégulas y 906 de ímbrices. El estudio de los mismos ha sido posible gracias a su metódica recogida durante el proceso de excavación arqueológica y a la inestimable ayuda de 11 alumnos de la Universidad de Cantabria quienes realizaron conmigo sus prácticas integradas, con un total de 600 horas de trabajo. Participaron en el proyecto alumnos de tres cursos consecutivos.

En la selección de los materiales se ha procedido de la siguiente manera. Como todos ellos estaban muy fragmentados, se optó por tomar el grosor de los ímbrices y las tégulas, en estas últimas además se tuvo en cuenta la anchura y grosor de sus rebordes laterales, así como la longitud de sus escotaduras . Igualmente se analizaron las huellas intencionadamente dejadas sobre la cara exterior e interior de dichos materiales y se elaboró una tipología con los rebordes de las tégulas (Montes 2003, 173-191).

Disponemos de las medidas de un ejemplar completo de tégula ( 46.5 x 35.5 x 2.3), con un peso de 7 kg. Se trata de una teja un poco más pequeña que la bipedalis descrita por Vitrubio, que venía a medir dos pies, es decir unos 59.4 cm. de largo por 44.5 cm. de ancho.

Respecto al tipo de rebordes que se dan en las termas de Maliaño, decir que los más frecuentes son los de sección cuadrada y que existe una pequeña muestra desección redondeada, en la que además coincide el mayor grosor de las piezas, con una media de 2.7 cm. de ancho, lo que J. Chauffin (1956), relacionó con los ejemplares que han tenido una mayor perduración a lo largo del tiempo, y que él fecha en un amplio margen cronológico, desde el s.1 d.C. al s VII d.C. aproximadamente, momento a partir del cual dejan de usarse las tégulas en detrimento de los ímbrices (Ramos, 2000, 33). Sin embargo las pestañas cuadradas se circunscriben a los primeros siglos del imperio y dejan de usarse en el s.III.d.C. Así pues pensabamos que en Maliaño podríamos contar con dos producciones diferentes, una primera asociada al momento en que se construyó el edificio y otra realizada con posterioridad, cuando las termas se encontraron en uso y la cubierta necesitaba reparaciones, o cuando se ampliaron algunas dependencias, en torno al s. II d. C.

Para salir de dudas realizamos un análisis por termoluminiscencia en los dos tipos de ejemplares, y nos dio unos resultados inesperados. Los dos tipos de rebordes correspondían al mismo periodo cronológico, esto es al siglo… Por lo que no hemos podido realizar una clasificación cronológica como esperábamos.

Además de estos análisis químico mineralógicos realizamos otros por microscopía electrónica de barrido.En los que la muestra analizada nos ofreció la presencia de una masa arcillosa decantada en la que las partículas, no excesivamente abundantes, son de tamaño pequeño y medio. Forman parte de los desgrasantes, pequeños nódulos de cuarzo y chamota –desgrasantes de tipo inerte cuya función principal reside en reducir la plasticidad, no produciendo transformaciones de relieve durante la cocción, por lo que se conservan inalteradas las características originarias de la masa arcillosa–. Feldespatos sódicos y potásicos, óxidos férricos y piroxenos –desgrasantes fundentes que no bajan el punto de fusión tras la cocción, estas materias pasan del estado sólido al fluido, otras veces atacan a los demás componentes de la masa arcillosa, en particular a los gránulos de cuarzo, envolviéndolos con un sutil veloviscoso, que al enfriarse los une y cementa en una única masa. Las características de los desgrasantes, son la de incrementar la porosidad del cuerpo cerámico, facilitar el secado, y aumentar la resistencia de la pieza resultante.

Mediante la Difracción por Rayos X observamos una ausencia de filo silicatos, excepto ilita, lo que indicó una temperatura de cocción superior a los 600° C. Además se han podido caracterizar diversos minerales que componen los desgrasantes propios de la masa arcillosa, piroxenos,cuarzos, feldespatos y chamota, acompañados de otros de menor cuantía como el potasio, sodio, magnesio, calcio y hierro, elemento éste último que le confiere al producto el color rojizo característico. Tanto en los ímbrices como en las tégulas, se utilizó el mismo tipo de masa arcillosa. La arcilla empleada en la elaboración de las tégulas de Maliaño, son de tipo secundario, es decir del tipo de las arcillas rojas, debido a la presencia de abundantes partículas de óxido férrico. La arcilla es de color amarillo rojo (M-57 deCailleux).

En las muestras analizadas de fragmentos de ímbrices, no se aprecia un grado de densificación demasiado intenso, lo que podría ser indicativo de que la temperatura de cocción no ha sido muy elevada. Sin embargo en el caso de las tégulas sí muestran ese grado de densificación por lo que podría suponerse que la temperatura de cocción ha sido algo más elevada en esto ejemplares, que en los ímbrices. 

La durabilidad de las tejas se ha evaluado por medio de un ensayo convencional de heladicidad. En este ensayo las muestras han sido secadas a 100° C en estufa hasta alcanzar peso constante (la diferencia entre dos pesadas consecutivas es inferior al 0.1 %) y se han anotado los correspondientes valores del peso seco. A continuación las muestras se han saturado de humedad sumergiéndolas en agua durante 48 horas y se ha procedido a la realizaciónde un total de 12 ciclos de hielo/deshielo, consistentes en someter las muestras a temperaturas de 15° C bajocero durante 16 horas (Fig. 3), seguidas de la inmersión continuada en agua a 20° C durante 8 horas. Finalizado sestos ciclos, las muestras se vuelven a secar en estufa, y se determina de nuevo el peso seco, registrándose la pérdida de masa que han experimentado por desprendimiento durante el ensayo, así como la evaluación del daño sufrido por fisuración (Fig. 4).

Figura 3. Tejas romanas sometidas a un análisis de heladicidad.
Figura 4. Detalle de una pequeña fisura producida sobre una tegula, después del proceso de heladicidad.

El resultado ha sido que de las piezas analizadas por este sistema, los tres fragmentos de ímbrice y uno de tégula, mostraban una estructura cerrada tal como se había desprendido de los análisis por DRX, es decir que estaban bien cocidas. Sin embargo la tégula n° 216, había sufrido un desconchón propio de su estructura no muy cerrada con una densificación característica baja, propia de una deficiente temperatura de cocción durante su proceso de fabricación.

PROCESO EXPERIMENTAL EN LA MANUFACTURA DE TEGULAS E IMBRICES

El trabajo experimental que hemos llevado a cabo consiste en reproducir la manufactura de los diversos elementos de cubrición que tendría una cubierta romana de mediados del s.I d. C. a finales del s.II d. C. aproximadamente; con tégulas, ímbrices, e ímbrices con antefíjas.

En el trabajo experimental han participado diez personas, cuatro hicieron el trabajo analítico de los materiales y seis la parte experimental , invirtiéndose 8 meses detrabajo , con una media de 5 horas semanales. En total se han empleado unas 600 horas, aproximadamente.

En total se han fabricado 20 tégulas, y 50 ímbríces, 25 de ellos con antefijas. Correspondientes a las dos primeras hileras de un tejado de 3, 50 m.

Para obtener el módulo de tégulas e ímbríces, hemos tomado como referencia las dimensiones de los materiales de cubrición hallados en Malíaño, entre los que se encuentra el ejemplar completo de tégula ya descrito, que apareció en la domus cercana a las termas.

El prototipo empleado en la ejecución de las antefíjas, lo hemos realizado copiando un tipo de máscara trágica masculina imberbe con onkos alto , del Museo Arqueológico Nacional y de procedencia desconocida, fechado afinales del s.I a.C. a inicios del s.I d. C. En Malíaño no han aparecido hasta el momento antefíjas, pero en la experimentación tratamos de emular la realización de un tejado completo y por este motivo hemos reproducido todos sus elementos más característicos.

En la experiencia hemos contado con tres tipos de arcillas diferentes cuyos comportamientos en crudo y durante la cocción son diversos. Por un lado la arcilla roja ,que es una arcilla de tipo secundario que contiene un alto porcentaje de óxido de hierro lo que le confiere su tonalidad característica, ésta presenta unos desgrasantes de pequeño tamaño que le dan un alto grado de plasticidad, al mismo tiempo que rebajan la temperatura de fundición, la arcilla roja acostumbra a cocerse entre los 950° C y 1.100°C, el resultado es una pasta bastante porosa (Barbafor-mosa, 1998, 15-16). El otro tipo de arcilla empleado es la arcilla refractaria, es decir arcilla roja mezclada con caolín, alúmina y chamota al 30%, que ofrece una granulo metríade tamaño medio. Esta arcilla tiene bastante nervio, por lo que trabajar con ella es más sencillo en piezas grandes, ya que seca con mayor rapidez y permite una mayor libertad en la ejecución de las mismas. La arcilla refractaria comienza a vidriarse a 1.300° C y puede llegar a fundir a 1.600°C., obteniéndose un material de porosidad media. Y el tercer tipo de masa arcillosa lo compone la mezcla de ambas arcillas, roja y refractaria, en la siguiente proporción: dos partes de arcilla roja por una de refractaria.

Los pasos seguidos para la manufactura de ímbrices con áritefijas y tégulas, han sido descritos pormenorizadamente en otras ocasiones (Ramos, 1998, 9-16; Ramos, 2003,182-188, Ramos, 2004). No obstante hemos de señalar el tiempo empleado en la ejecución de cada una de las piezas. Para el moldeado de las antefijas se emplearon una mediade 8 minutos, su secado en los moldes tuvo un promedio de 30 minutos, no existiendo gran diferencia entre los moldes de escayola o los cerámicos. La unión de la antefija al ímbríce, nos llevó unos 13 minutos aproximadamente y en la realización de las tégulas con los nuevos moldes, empleamos una media de 25 minutos, frente a los más de 35 utilizados en los viejos moldes.

No obstante vamos a hacer referencia a las conclusiones obtenidas en el trabajo experimental llevado a cabo en la fabricación de las tégulas. Ya que en un primer momento experimentamos con un molde de madera que disponía de dos listones laterales extraíbles, utilizados en la elaboración de los rebordes laterales. Y luego tuvimos la ocasión de comprobar que este molde no era apto, ya que la fabricación de las piezas era lenta (35 minutos), y ofrecía la posibilidad, nunca comprobada en las piezas originales, de que dicha zona pudiera fracturarse, debido a su posible fragilidad por esta zona.

Así pues, realizamos otro molde de madera con las pestañas o rebordes incorporados (Fig. 6). El resultado fue que la ejecución de las tégulas fue más rápida y compacta (20 minutos). Este nuevo molde que realizamos con base interna, también puede usarse sin ella, como hacen habitualmente en Salleles d’Aude.

Respecto a la elaboración de los ímbrices, estos se realizaron a la manera tradicional de los tejeros, para lo cual confeccionamos un molde trapezoidal donde fue colocada la masa arcillosa, y una corneta para luego darle la característica forma curva (Fig. 5).

Otro de los experimentos llevados a cabo está relacionado con la policromía que llevaban las antefijas. Aunque en la Hispania romana no quedan ejemplares con la policromía, salvo algunos restos de pintura roja, en la Península Itálica hay numerosas terracotas que conservan aún sus colores originales (Fig. 7). Por lo que deducimos que las piezas debieron ir policromadas con colores no cerámicos y por tanto al no ir cocidos con la terracota no se han fijado a la superficie.

En las antefijas analizadas en la Tarraconense..(Ramos, 1996, 55-57), se observa que gran parte conserva un fondo blanco de cal, lo que servía para luego poder pintar sobre él y conferir a los tonos una mayor luminosidad.
Conocemos por Plinio que una de las técnicas más utilizadas al aire libre, era la encáustica (que consiste enfundir los pigmentos minerales en cera líquida de abeja)y decidimos probarla, para saber si las antefijas hispanas pudieron haber seguido dicho procedimiento.

Luego colocamos las tejas elaboradas en el taller de plástica, sobre una cubierta a la intemperie (figs. 8 y 9).Con ello se pretendió seguir la evolución de las antefijas cuya policromía, al encausto , era una técnica de la que se desconocía su longevidad. Observamos los resultados de su degradación, al objeto de poder analizar qué tipo de colores eran los más sólidos y por tanto los de mayor duración.

Obtuvimos los siguientes resultados, en genera lla técnica al encausto tuvo una duración máxima de tres años. A partir de entonces, las antefijas se degradaron y la policromía sufrió agrietamientos y desconchones (Fig.10). En vista de lo cual dedujimos que dicha técnica, no debió ser la más idónea para decorar las terracotas arquitectónicas.

En la actualidad estamos realizando un nuevo proceso de experimentación con pigmentos minerales diluidos en agua y fijados con clara de huevo , del que aún no se han obtenido deducciones concluyentes.

Figura 8. Antefijas, imbrices y tegulas, reproducidos en el laboratorio de arqueología
Figura 9. Colocación del tejado sobre una cubierta a la intemperie.
Figura 10. a) Antefija con la policromía a la encáustica degradada por el paso del tiempo. b) Terracota original: máscara trágica con onkos alto, s. I d.C. (Museo Arqueológico Nacional de Madrid),procedencia desconocida. A partir de esta antefija se hicieron los prototipos utilizados en la experimentación.

CONCLUSIONES

La cantera de la que se extrajo la arcilla empleada en la manufactura de las tejas de Maliaño puede estar localizada en las inmediaciones del aeropuerto, sabemos como precisan L. C. Juan Tovar y A. Bermúdez (1995, 31) que las características de la producción aconsejan la tejería sobre el yacimiento de arcilla prima, evitando el desplazamiento de los productos derivados de ella. En las inmediaciones de las termas existen diversidad de arcillas secundarias de dos tipos, una muy plástica de color gris oscuro y otra magra de coloración roja que se asemeja a las arcillas empleadas en las tejas romanas.

Podemos estimar las tejas que fueron necesarias para cubrir el edificio termal, ya que tenemos el módulode la tégula (46.5 x 35.5 x 2.3) –de una de las tejas que aparecieron completas en Maliaño– y del ímbrice, (46.5 x26 x 2) –que hemos obtenido experimentalmente–. El resultado es el siguiente: para cubrir una extensión de unos 180 metros cuadrados fue necesario disponer de 1.320 tégulas y 1.254 ímbrices, lo que hacen un total de 2.574 ejemplares, eso sin contar con las previsibles roturas de algunas tejas al ser colocadas en la techumbre, o durante el proceso de cocción.

Además es posible saber la cantidad de arcilla en crudo que fue necesaria para su manufactura, nos es posible averiguarla gracias a que conocemos el peso en crudo de las tégulas 12 Kg y de los ímbrices 6 Kg. Por tanto se emplearon 15.840 Kg para las tégulas y 7.524 para los ímbrices, lo que nos da un total de 23. 364 Kg de arcilla en crudo.

Otro dato de interés es conocer el peso total que debía aguantar la cubierta: que con los datos disponibles, las tégulas pesaban 7 Kg y los ímbrices 3.5 Kg nos da un total de 9.240 Kg de tégulas más 2.508 Kg de ímbrices en definitiva 11.748 Kg.

También podemos estimar las jornadas de trabajo que fueron necesarias para elaborar la cubierta del edificio y el número de operarios que intervinieron en ella. Para ello podemos hacer una valoraración, basada en los estudios etnográficos de diferentes localidades españolas, en las que se trabajan tradicionalmente estos materiales .Sabemos que un buen tejero producía una media de 200 tejas al día. Si el promedio en la manufactura de los materiales es de 200 tejas al día, en una jornada de trabajo fue preciso que un solo operario trabajase algo más de 13 días consecutivos en la elaboración exclusiva de las tejas, y eso sin contar con el tiempo necesario que se ha de tener encuenta para dejar secar los materiales, es decir un mínimo 10 días en condiciones óptimas. Más el horneado de las mismas, cuyo proceso de cocción dura algo más de 36 horas, lo que puede multiplicarse por dos o tres hornadas, dependiendo, de la carga efectuada en el praefurnium y de que la cocción realizada fuera satisfactoria.

Según los estudios de Laubenhaimer , los hornos hallados en el área Narbonense fueron aumentando su tamaño desde época augustea en adelante, admitiendo en un principio una carga máxima de 91 metros cuadrados, lo que hacía un total de 336 tejas cocidas, pasando luego a contener de 936 m2 a 1756 m2 a partir del s.I d. C., o lo que es lo mismo de 4.256 a 7.980 tégulas.

Por último ha de tenerse en cuenta el tiempo que se invirtió en la preparación de la cubierta y su colocación, otros 10 o12 días, dependiendo del número de trabajadores. Con todo ello en la ejecución del tejado y sus materiales de cubrición, pudo llegar a invertirse cerca de un mes y medio de trabajo, dependiendo del número de operarios que participaran en los trabajos.

No es posible deducir el número de personas que pudieron participar en estas tareas, pero mediante la Etnoarqueología comparada conocemos que los tejeros tradicionales trabajaban en cuadrillas de 3 a 4 peones para preparar la cubierta de un edificio de las proporciones del que analizamos. Y por otros estudios sobre los talleres antiguos, sabemos que el trabajo en éstos lugares estaba estandarizado y cada uno tenía su cometido , así los que preparaban las tejas y las cocían, tejeros profesionales, no eran los mismos que los que realizaban la techumbre del edificio, que se trataba de carpinteros especializados. Además hay que teneren cuenta que existía un sistema esclavista en el que participaban tanto hombres, como mujeres y niños –muchas de las digitaciones aparecidas sobre las tejas procedentes de Maliaño corresponden a este sector de la población–. Las marcas de producción que se realizan sobre tégulas e ímbrices muestran 6 tipos diferentes de líneas curvas o rectas realizados con las manos, si cada una de estas marcas fuera personal, podríamos apuntar la posibilidad de que trabajasen en la elaboración de tejas, un mínimo de siete personas, si fuera por cuadrillas de 18 a 24 operarios.

Finalmente podemos deducir el tipo de enfermedades laborales a las que estaban expuestos los antiguos tejeros romanos, lesiones comunes entre ellos serían las contusiones, las caídas desde cierta altura y los problemas de la columna derivados de una sobrecarga de peso. A ellos se sumarían posibles quemaduras producidas por los riesgos derivados de la cocción de los materiales, así como por la preparación de la cal, que cuando está viva crepita y puede producir heridas de consideración. Otra enfermedad, es la derivada por la contaminación de plomo, que se acumula en la sangre, en los huesos y en las células, produciendo lesiones en el hígado y en el riñón, principalmente. Su excesiva inhalación o ingesta produce efectos en el sistema neurológico que se traducen en retraso mental, talla de crecimiento menor a la estimada y desórdenes en la actividad diaria de la persona .

Por último queremos destacar el esfuerzo realizado para elaborar un documental arqueológico que recogieralos resultados de nuestra investigación en las termas de Maliaño (Ramos, 2004) y que ha obtenido una calurosa acogida en los festivales de cine arqueológico europeo, siendo seleccionada en varios de los más prestigiosos: IV Certamen Internacional de Cine Arqueológico del Bidasoa (Irún 9-13 noviembre del 2004); VIII Festival du Filmd’Archéologie d’Amiens CIRAS (Amiens ,Francia 5-9 abrildel 2005), en el que obtuvo la 6ª posición entre 120 películas participantes; Premio Doc’ Amateur (convocado por el canal temático de televisión Documanía 2005-2006); Carmona Film Fest (III Festival Internacional de Cortometrajes de Ficción y Documentales de Arqueología y Patrimonio, 3-7 octubre 2005); Festival International du film d’Archéologie de BesanÇon (Francia 4-8 noviembre2005); Archáologie-Film-kunst Festival CINARCHEA (Kiel,Alemania, 26- 29 abril 2006) y Festival Internacional du Film Archéologique de Bordeaux (Francia 24-28 octubre2006).

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